La boda de Clémence y Chibbo fue una celebración que fusionó dos culturas y estalló en una explosión de color y felicidad. Con la mitad de los invitados franceses y la otra mitad nigerianos, vivieron una de las ceremonias eclesiásticas más conmovedoras que he tenido el placer de fotografiar como fotógrafa de bodas en Menorca. La música, el baile y los instrumentos hicieron que todo el mundo disfrutara al máximo. ¿Qué mejor forma de festejar la unión de dos personas?

Ambos novios se prepararon en habitaciones distintas del hotel rural Sant Joan de Binissaida, donde regresaron tras la ceremonia para celebrar su convite. Durante el aperitivo, Gigi Mcfarlane cautivó a todos con su música, mientras que la wedding planner Anna Mir se ocupó de todos los detalles de la organización y decoración del espacio del banquete.

Ses Forquilles no defraudó a nadie con su espectacular comida y la fiesta empezó cuando el sol empezó a bajar. Desde el primer minuto los invitados se entregaron por completo. Niños y mayores bailaron sin cesar mientras el sol se filtraba entre los árboles del hotel, creando un ambiente mágico e inolvidable.