Cuando Clementine y Benjamin decidieron casarse en Menorca, sabían que buscaban algo diferente, un espacio que capturara su estilo artístico y su amor por los detalles sencillos, pero elegantes. La elección de Hotel Menorca Experimental fue perfecta para esa visión: un enclave de arquitectura impecable, rodeado de naturaleza y con un aire bohemio que se respiraba en cada rincón.

La jornada comenzó de manera relajada, con Clementine preparándose en una de las habitaciones del hotel, sin artificios, con el pelo suelto y un maquillaje natural que dejaba ver su belleza. Optó por un conjunto de dos piezas de Laure de Sagazan, pantalón y top, que le daban un aire desenfadado y elegante a la vez. Benjamin, por su parte, apostó por un traje claro, perfecto para el entorno y el clima menorquín.

A diferencia de muchas bodas, ellos decidieron saltarse la ceremonia tradicional. En su lugar, brindaron con champagne —seleccionado personalmente por Benjamin, que trabaja en el sector vinícola— junto a sus amigos más íntimos en un aperitivo que se alargó entre risas y reencuentros. La atmósfera relajada y sin prisas se extendió durante toda la celebración, marcada por el buen gusto y la cercanía.

La cena se organizó al aire libre, bajo un cielo decorado con guirnaldas de luces y mesas de madera dispuestas frente a la impresionante fachada del hotel. Durante la cena, no faltaron los discursos de amigos y familiares, cargados de cariño y anécdotas que hicieron reír y emocionar a todos los presentes. Entre brindis y bailes improvisados, Clementine y Benjamin demostraron que una boda puede ser un reflejo fiel de su personalidad: auténtica, artística y llena de vida.

Un destination wedding en Menorca Experimental diferente, donde la celebración y el arte se entrelazaron para crear un ambiente mágico e inolvidable, gracias a la impecable organización de Brichs Events y el encanto único del hotel.