Juan me contactó pidiendo ayuda, iba a pedirle matrimonio a su pareja durante sus vacaciones en Menorca y quería tener el momento inmortalizado, pero no sabía dónde podía ser un buen lugar, ni cuál una buena hora. Apasionados de la fotografía, para él era importante elegir un sitio en medio de la naturaleza, cerca del mar y con buena luz. Después de proponerle varios sitios, decidimos que el acantilado al final del camino a Cala Cavallería era el mejor lugar. Aunque después, con los nervios, terminó pidiéndole la mano en otro punto, por suerte toda esa zona es preciosa.
Yo los estaba esperando en el parking y cuando llegaron, los seguí un poco alejada para que ella no notara mi presencia. Y la cara de felicidad de Laura al ver a Juan arrodillado no puede explicarse con palabras, no se lo esperaba para nada y no podía dejar de sonreír.
Después del «Sí, quiero», bajamos a la playa para una sesión de pareja convertida en preboda. La sesión salió tal y como la planeamos, terminamos de sacar fotos justo antes de que se pusiera el sol, para que ellos pudiesen disfrutar de la preciosa puesta de sol a solas.